miércoles, 31 de marzo de 2010

El Pan

Sí, hoy quiero hablar del pan, ese acompañante de nuestras veladas gastronómicas, tantas veces denostado y nunca suficientemente reconocido.

No voy a hablar de sus propiedades nutritivas, entre otras cosas porque las desconozco y porque no es objeto de este blog tratar este tipo de cuestiones (si así fuera, muchos de los platos degustados hasta ahora deberían ser borrados del mapa ....). Por el contrario, quiero poner al pan en su lugar.

Y es que no sé si os habéis dado cuenta, pero cuánto gana un menú del día cuando se acompaña de un pan de chapata, o un pan crujientito. O cuando el restaurante se estira y nos oferta panecillos pequeños de sésamo, integral, con pasas y nueces... Sin duda nos queda un mejor recuerdo del menú.

Por lo menos a nosotros no se nos olvida el gustillo agradable que nos deja este compañero.

martes, 30 de marzo de 2010

Casa Poli en Puertas de Vidiago

Hace unos años un médico santanderino nos recomendó una sidrería en Asturias de las de comer muy bien. Nos dijo que se llamaba Casa Poli, en el concejo de Llanes, y que destacaba por sus embutidos caseros.

Dado que siempre que hemos ido a Asturias hemos comido estupendamente, sentí una gran curiosidad por un lugar de allí que mereciera una mención especial sobre todos los demás. Y lo anoté en mi memoria esperando una no demasiado lejana oportunidad para ir.

Ese momento llegó cuando organizamos un viaje a Ribadesella, aprovechando la festividad del Día del Padre. Por fin conoceríamos la famosa sidrería de Llanes, que no la única, pues en la zona abundan y son todas de muy buena cocina.

Una búsqueda rápida en Google me indicó que Casa Poli estaba en Puertas de Vidiago a unos 8 kilómetros de Llanes, muy cerca de los famosos bufones de la zona (que también merecen una visita) y del ídolo de Peña Tú.

Al entrar en Casa Poli sorprende su fachada y decoración, rústica, de pueblo. Vamos, para ir abriendo el apetito. Mientras esperas turno de entrada, los camareros entran y salen cruzando su patio interior, portando suculentos platos: codillo, tortos, quesos...

Lo mejor de Casa Poli es ir allí y probarlo todo en persona, disfrutando de la mesa y si es posible, de la sobremesa. Nosotros probamos los embutidos caseros, ensalada de bogavante, picadillo, lomo asado con puré de manzana, y enormes tartas.

A destacar, la tarta de nuez, deliciosa. Y como punto negativo, la ensalada de bogavante, bañada en exceso en salsa rosa, con lo que no sabías si estabas comiendo bogavante, o txaka del super. Pero bueno, fue culpa nuestra, a un sitio así hay que ir directamente a los productos del cochino, y prescindir de ensaladas, escasas en la carta y más de relleno que de otra cosa.

lunes, 22 de marzo de 2010

Hotel Villa Rosario

Como no podía ser menos, el primer Día del Padre había que celebrarlo con un viajecito. No muy lejos, eso sí, que la peque aún es muy peque, así que nos decidimos por Ribadesella, cercano, conocido, agradable... Y por el hotel Villa Rosario, en cuya página web se nos brinda información gráfica detallada de las habitaciones y estancias en general, y además, nos ofrecía cuna para Leire.

En términos generales, el hotel resulta correcto, aunque Agus y yo salimos de allí cuestionándonos cuáles son los criterios que se siguen para otorgar las estrellas a los establecimientos hoteleros. Me explico: el hotel Villa Rosario es un hotel de cuatro estrellas, localizado en un paseo junto al mar, repleto de casas de indiano cuya historia se describe en paneles informativos. Sin duda, el hotel es una de las casas más majestuosas, y sin duda dormir con el arrullo de las olas resulta sumamente agradable.

Dispone también de un cenador, que sólo ofrece desayunos en temporada baja pero que funciona como restaurante el resto del año.

Llegados aquí, dejamos una serie de puntos críticos que hemos detectado y que nos hacen entender que eso de tener cuatro estrellas debe obedecer a la historia del alojamiento (casa de indiano), y el precio en temporada alta, también (en temporada baja es asequible, teniendo en cuenta la categoría del hotel). Estos son los puntos:

1. No tiene acceso para minusválidos. Ir con carrito de bebé es un suplicio, salvo que nos guste hacer pesas levantándolo para salir y entrar del hotel.

2. La limpieza de las habitaciones no es exhaustiva. Las estanterías del armario de nuestra habitación tenían bastante polvo, y no reponían los botecitos de gel y champú.

3. Las ventanas no están bien selladas. La primera noche hacía bastante viento y se dejaba sentir el fresquito en la habitación.

4. Llama la atención que siendo un hotel de cuatro estrellas no disponga siquiera de un servicio de bar para atender pequeñas necesidades.

5. El acceso al cenador es exterior. Si llueve, como fue nuestro caso, te mojas para ir a desayunar.

Nosotros estuvimos a gusto, pero lo cierto es que no pagaríamos lo que cuesta una habitación en temporada alta, entendemos que no se corresponde ese precio con lo que se ofrece.

martes, 9 de marzo de 2010

Restaurante Aspaldiko

Diré de antemano que cualquier excusa es buena para darse un homenaje en el Restaurante Aspaldiko, en Loiu. Y la ocasión era perfecta, nuestro segundo aniversario de boda, amenizado por la alegría de la pequeña Leire, que cumplirá tres meses mañana día 10 de marzo.

Agus y yo celebramos el banquete de bodas en este restaurante, que sorprende al visitante. Pues no fueron pocos los invitados que se quedaron un poco sorprendidos al contemplar su fachada, que evoca lo viejo, lo antiguo, cuando ni siquiera la industria había llegado a estos lares y la ganadería y la agricultura lo inundaban todo. Una impresionante fachada de madera, que conserva aún las vigas originales, en un entorno que invita al relax y a abandonarse a los placeres gastronómicos y de las mil atenciones que saben prestar, y cómo, quienes trabajan en Aspaldiko.

Aunque íbamos ya con una ligera idea de lo que queríamos comer, no en vano habíamos revisado a conciencia la carta disponible en su sitio web, de nuevo nos sorprendieron con un menú degustación, a pedir en mesa completa, por un importe de 49,50 euros más el IVA, bebidas aparte. Nos inclinamos por esta opción, y asistimos a un desfile de platos bien presentados, de excelente sabor, y que nos permitieron hacer un completo recorrido por la suculenta carta: comenzamos por un aperitivo consistente en cuatro salsas para picotear con un surtido de panecillos. Después, terrina de foie con gelatina de moscatel. Le siguió un risotto con crema de hongos y una penca rellena de txangurro. Superior. De segundos, bacalao al club ranero y taco de buey con crema de piquillos y patatas fondant. Y para terminar, sorbete de manzana y a mi juicio lo mejor, un delicioso pastel de mousse de chocolate con espuma de café que puso el colofón perfecto a una comida servida de manera impecable, con amabilidad y atención exquisita, cuidando todos los detalles: las sonrisas de las camareras, la vajilla, la localización de la mesa que nos reservaron para ubicar el cochecito de la niña...

En fin, una delicia.