Nosotros optamos por el menú de diez euros, que comenzamos con una ensalada de pimientos de bacalao y unas alcachofas rellenas de codillo y manzana. Como segundo optamos por la chuleta de cerdo a la milanesa. Y de postre, una tarta san marcos presentada en forma de lágrima, y mousse de chocolate blanco.
La sensación que nos ha quedado ha sido muy buena. La presentación de los platos era de primera, y la calidad muy aceptable. Por otro lado, estamos ante un local moderno, no recargado con decoración prescindible, muy amplio y luminoso, con ascensor de acceso y de estancia agradable. También, muy importante, el local dispone del amplio aparcamiento del complejo deportivo para el que quiera ir en coche o bici. En resumen, una alternativa muy recomendable para disfrutar de una comida diferente.
