viernes, 30 de julio de 2010

Regma

Conocí los helados de Regma hace ya unos añitos, en un curso de verano en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander. Tuvo que ser una buena amiga de Madrid la que nos inició en este vicio excelso y desconocido hasta entonces, pues hasta ahora sólo he encontrado estas heladerías en Cantabria.

Aunque la carta de helados no es muy extensa, y no se renueva año a año con esos sabores tan estrambóticos del pelo de "helado de anchoas rebozadas" (que lo hay. En Bilbao sin ir más lejos...), lo cierto es que siempre repito, y mucha más gente, pues las colas son interminables.

Son varios los puntos positivos que invitan a degustar uno o más de sus helados:

- En primer lugar, la calidad del helado, cremoso y de intenso sabor. Sin encontrar esos molestos pedacitos de hielo. El barquillo del cucurucho, si se opta por este envase, es de buena calidad, crujiente y tostado. Los hay naturales y de chocolate.

- En segundo lugar, la cantidad. No son pocas las personas que han tenido que frenar a los empleados en su afán de llenar el cucurucho con más y más helado. Bolas tremendas que desafían las leyes de la gravedad circulan por los paseos cántabros, mientras los propietarios de tales helados trabajan a destajo con su lengua para evitar el goteo del helado derretido. Sin duda, un espectáculo.

- Y finalmente, el precio. Ya que por dos euros puedes tomar un helado más que generoso, con dos sabores, y quedar más que satisfecho.

En resumen, no os perdáis este helado si os acercáis por Cantabria. En Castro Urdiales ya tenéis una heladería, bien cerquita.

jueves, 29 de julio de 2010

Buena gastronomía en Tossa de Mar

Hace unos días hemos disfrutado de la primera experiencia vacacional con Leire, en Tossa de Mar. Ha sido algo fantástico, la peque se lo ha pasado en grande, y nosotros, lógicamente, también. Además, hemos podido aprovechar sus ratitos de siesta para disfrutar tranquilamente de la gastronomía de Tossa. Vale que nos hubiera encantando un ratín de intimidad en esos restaurantes tan agradables que jalonaban las calles de la Vila Vella, pero de momento nos damos con un canto en los dientes por haber podido comer "en paz".

Lo que nos gustaría destacar en primer lugar es la calidad de todos los establecimientos que visitamos para comer (siempre menú del día), tanto en servicio y atención como en productos y platos, así como en el precio. Porque hoy es difícil encontrar locales que se atrevan a servir platos típicos a buen precio, y encima de calidad.

Me voy a quedar con una serie de locales que nos han gustado especialmente:

-Braseria Can Pini.
-Restaurante del Hotel Bahía.
-Restaurante Pini.
-Restaurante Miramar.

La brasería Can Pini y el Restaurante Pini son , como cabe imaginar, del mismo grupo, y por tanto la calidad es idéntica, adaptada eso sí a la característica del local. Ya que la brasería es más "a pie de calle", mientras que el restaurante tiene otro toque, más elegante, a los pies de la Vila Vella. Pero cualquiera de las dos son excelentes opciones para degustar la comida de la zona. Nos sorprendió gratamente el plato de chipirones, que por el País Vasco tal y como lo sirven lo asociamos más con los chopitos de toda la vida, y en general cualquiera de los pescados, asados con gusto y con acompañamiento idóneo de verduritas. Por cierto que en la Brasería probamos la brocheta de pato con frutas, muy original.

En el Restaurante Miramar probamos Cim i Tomba, contundente plato típico de Tossa de Mar, consistente en un guiso de patata, cebolla y pimiento aderezado generosamente con ajo, que acompaña a dos buenas raciones de merluza y rape gratinadas con una especie de salsa al ajo, deliciosa. Eso sí, contundente para tomarlo a pleno sol, calienta que da gusto. Pero qué bueno está :-). Después comprobamos que el pescado puede variar, aunque supongo que estaría igual de bueno. A destacar la amabilidad del personal, muy majetes.

En el Restaurante del Hotel Bahía nos inclinamos también por el menú del día. Parece que no le hizo mucha gracia a la responsable del restaurante. Y digo yo, pues entonces no pongas menú, dejas la carta y punto. En fin, por suerte el resto del personal fue encantador. En cuanto a la comida, sin discusión, muy buena. Aunque para tener recomendación de la Guía Michelin, el resto de los locales comentados no le van a la zaga.

En suma, como podéis comprobar, nos hemos puesto las botas. Pero la ocasión lo merecía. Por cierto, que si queréis disfrutar de una agradable puesta de sol con vistas a la playa, os recomendamos un chiringuito en la Playa del Mar Menuda, con amplio surtido de granizados.

A disfrutar.