viernes, 5 de agosto de 2016

Restaurante Milagros, en Barrika



En alguna otra ocasión ya hemos hablado de este local ubicado en la carretera hacia Plentzia. En sus inicios yo lo conocí como bar de copas de ambiente chill out, pero su calidad como restaurante me tiene completamente subyugada.

Milagros ofrece una comida de fusión, entre lo vegetariano, la comida oriental y la mexicana, con una presentación original y sorprendente, y una mezcla de sabores, especias y productos que merece una explicación por parte del camarero cada vez que te sirve un plato.

Realmente todo en él es una sorpresa. Desde la decoración del local, no apta para los mojigatos hasta la presentación de los platos, pasando por la vajilla y su carta, de cuya lectura no queda más remedio que rendirte y dejarte llevar por la musicalidad de sus reseñas, sin saber muy bien lo que pides, dejándote sorprender.

Para mí es un gusto volver y repetir, y dejarme sorprender. Y espero que lo sigan haciendo. En las siguientes imágenes os muestro un repertorio de nuestra última visita. Pero no pidáis que recuerde sus nombres. Únicamente tengo en mi mente la explosión de sabores y texturas. Eso sí, se trataba de una ensalada, pescado y postre, como siempre. Todo excepcional.

Casa Rural Hospital de Villahormes, en LLanes.


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Hace ya unos meses que estuvimos en esta fantástica casa rural, ubicada en la zona de Llanes (Asturias). El enclave ya es de por sí un lujo para los sentidos, y seas fan de la montaña, la playa, la gastronomía o el simple paseo y relajo, este es sin duda tu sitio.

Como de costumbre, nos propusimos disfrutar de un fin de semana con las peques, y tras mucho buscar nos inclinamos por este alojamiento que ofrecía unos apartamentos rurales a buen precio y con unos servicios adecuados para nuestras necesidades. Y sin duda, acertamos.

El lugar se encuentra con facilidad, y las personas responsables son un absoluto encanto. No sólo te informan de la zona, lugares donde comer, etc., sino que dan todo tipo de facilidades. De hecho, gracias a ellos nuestras peques pudieron disfrutar de pizza como la de casa, porque nos pusieron en contacto con la dueña del bar del pueblo para tomar prestado su horno. Una anécdota que se agradece.

Nuestro apartamento disponía de dos plantas. En la parte de arriba estaban las habitaciones y el baño principal, y en la de abajo un espacio único de cocina, salón y comedor, con un pequeño baño. Todo con una excelente distribución que lo hacía acogedor pese a no ser muy grande. A destacar la exquisita decoración y la limpieza, algo que al menos yo personalmente valoro bastante, sobre todo si viajo con mis niñas, y teniendo en cuenta mis alergias varias.

El lugar recibe su nombre porque el recinto fue hospital durante la Guerra Carlista, y fueron los dueños actuales los que lo convirtieron en lo que es ahora. De hecho te regalan un CD con una presentación explicativa.

Sin duda, un lugar para repetir.