jueves, 17 de junio de 2010

Restaurante Aizian

Este martes 15 de junio lo tenía marcado a fuego en mi agenda. Era el día en que comenzaba la jornada continua en mi empresa y, como no podía ser de otra forma, mis compañeros de la unidad de Consultoría decidieron celebrarlo por todo lo alto, esto es, con una comida de hermandad donde nos reunimos todos, currantes y ex-currantes de la empresa.

En esta ocasión, el comité organizador se decidió por el restaurante Aizian, en el Hotel Meliá en Bilbao. Un restaurante al que mi marido y yo le teníamos ganas desde hacía tiempo, pero que por sus precios unas veces, por el embarazo otras, y ahora por la niña siempre, no nos cuadraba para ir. Así que la elección me venía al pelo.

Nos inclinamos por el menú ejecutivo I, y ahí empezó la fiesta.

El local es excelente, muy elegante, con una decoración sobria, sin música de fondo, por no oir, no se oye ni a los camareros cuando pasan, que parecen los maîtres del restaurante, tal es su profesionalidad y seriedad en la forma de servir.

Comenzó el menú con una ensalada con helado de tomate, muy original. Después, arroz cremoso con salsa de chipirones y ali-oli de parmesano. Como segundos, merluza a la plancha con patata rota, y magret de pato con manzana asada al aroma de jengibre y miel. Pero sin duda, y creo que hablo por todos los que estuvimos allí, la estrella fue el postre, una torrija caramelizada con helado de arroz con leche que, sencillamente, estaba ESPECTACULAR. Merece la pena sólo por este plato, porque deja un sabor exquisito que da pena que se pierda, snif snif.

Del vino nada puedo decir, la lactancia manda y me conformé con el agua. Y el pan, de chapata y calentito, superior.

El precio osciló en torno a los 40 euros por personas, con cafés. Yo tuve que salir antes para atender a la peque, pero creo que siguió la cosa con copas y demás.

En resumen, un restaurante interesante para visitar al menos una vez. Del menú lo dicho, me quedo con el postre; el resto de platos, todos exquisitos, bien presentados y deliciosos, pero no me resultaron originales o diferentes al tipo de platos que sirven en otros restaurantes. Así que considero que la relación calidad-precio es adecuada, no se pasan mucho respecto a la media, considerando los platos.

Personalmente me gustaría repetir, acompañada de mi marido, disfrutando con calma de su carta y compartiendo una conversación más íntima y familiar.