Sí, hoy quiero hablar del pan, ese acompañante de nuestras veladas gastronómicas, tantas veces denostado y nunca suficientemente reconocido.
No voy a hablar de sus propiedades nutritivas, entre otras cosas porque las desconozco y porque no es objeto de este blog tratar este tipo de cuestiones (si así fuera, muchos de los platos degustados hasta ahora deberían ser borrados del mapa ....). Por el contrario, quiero poner al pan en su lugar.
Y es que no sé si os habéis dado cuenta, pero cuánto gana un menú del día cuando se acompaña de un pan de chapata, o un pan crujientito. O cuando el restaurante se estira y nos oferta panecillos pequeños de sésamo, integral, con pasas y nueces... Sin duda nos queda un mejor recuerdo del menú.
Por lo menos a nosotros no se nos olvida el gustillo agradable que nos deja este compañero.
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