Hoy miércoles hemos comido mi marido y yo en el restaurante Dando La Brasa, en Getxo, en el marco de la saludable costumbre que estamos adquiriendo de tomarnos un kitkat mensual de niñas, y dedicarnos un poquito a nosarotros mismos.
A este restaurante le teníamos ganas, al menos yo. Su carta es cuando menos sugerente, con una fusión de estilos e ingredientes que llamaba la atención de mi caprichoso paladar. Así que esta vez, nos animamos.
El local tiene un comedor pequeño, para no más de veinte comensales, muy bien aprovechado y acogedor. Lástima de crisis, sólo hemos estado nosotros y una pareja más, y ambos hemos optado por el menú, que permite elegir entre determinados platos de la carta, como primero, segundo y postre, a un precio de 17,50 euros.
Nosotros elegimos unas quesadillas de jamón y queso y ceviche de atún rojo y mando en sake y yuzu (lima Japón) más salsa de jalapeños. Y de segundo, pulpo al olivo a baja temperatura, brasa y shimeji con polvo de olivas negras, y tataki de pato con yuca, pimiento rojo y patata negra. De postre, helado de maracuyá y pantera rosa (sí, sí, ese pastelito de la infancia), y alfajores rellenos de dulce de leche con delicioso helado de chocolate.
El pan vino acompañado de un curioso entrante para calmar la espera. Y la presentación, excelente, el escenario perfecto para los platos a degustar.
En general, muy bien, un restaurante donde apetece repetir y seguir experimentando sensaciones con los otros platos de su carta.
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