Desafiando el calor extremo, y conscientes de la alta probabilidad del despertar de Leire y por tanto, que la comida no siguiera el curso de antaño (lo que significa, hablando llanamente, poder comer tranquilos), nos aventuramos a probar el menú de fin de semana del Hotel Las Rocas. Ya nos quedamos con las ganas en su día, con ocasión de las tradicionales Jornadas Gastronómicas de Cantabria: Leire era aún más pequeña y el riesgo de debacle en el curso de la comida era mayor que ahora. Y por otro lado, amigos comunes nos habían hablado bastante bien del sitio, así que ahí fuimos.
El local no es demasiado grande para la categoría del hotel, al menos la sala en la que estuvimos, pero está muy bien iluminado y el espacio distribuido correctamente, con lo que al final es acogedor y cumple su función. El servicio es correcto y rápido, muy amables y atentos.
En cuanto al menú, comienza por un aperitivo de bienvenida, que es una especie de puding de pescado, suave al paladar y que entra muy bien. Personalmente me resulta muy agradable que el restaurante obsequie el comensal con estos aperitivos de bienvenida, porque el factor sorpresa y las delicias en pequeños bocados sientan muy bien y crean un sentimiento favorable a lo que vendrá después.
Agus tomó de primer plato un arroz caldoso con marisco, que tenía una curiosa salsa a la naranja. Yo me incliné por unas alcachofas naturales con jamón, exquisitas. Como segundo plato, ambos optamos por el sapito al horno con patatas panadera, del que destaco su presentación, ya que se sirve el pescado entero, con la boca abierta en sugerente presencia. El asado está en su punto y se come sin enterarse. Y lo digo con conocimiento de causa porque Leire ya estaba despierta y si hubiera estado como en otros sitios donde lo he comido, gelatinoso y duro, hubiera tenido que dejarlo tal cual en el plato.
A la hora de los postres, teníamos delante de nosotros el surtido de tartas disponibles, para elegirla in situ. Agus tomó tarta Sacher y yo tarta de manzana, que la preferí a la de Agus, ya que la crema pastelera estaba deliciosa.
El precio del menú resultó de 24, 50 euros cada uno más IVA. Como aspectos a mejorar, pues que en el precio no se incluye la bebida, y que el menú no cambia de un fin de semana a otro, con lo que al final puede terminar por cansar.
Pero como conclusión, un agradable descubrimiento.
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